28.4.09

Globalización


Ésta es una respuesta al ensayo "Next" de Alessandro Baricco (muy bueno, léanlo). Originalmente es una tarea para Lengua Española II.


Globalización. Cuando pienso en esa palabra me viene a la mente un globo terráqueo, pero bien dividido en países y continentes, y tan estático que parece tierno; y no un mundo unido y lleno de actividad (y, en estos momentos, pre-apocalíptico). Pero no estoy para discutir eso. La globalización, en base a mi experiencia, y lo que aprendí gracias a Baricco, es la inevitable expansión de los países primermundistas a través de la paz -no, no como lo hizo Gandhi-; a través del enorme poder económico de los países primermundistas y sus macroempresas.
La globalización la he encontrado en el Internet, las empresas globales, los medios de comunicación, en fin, la encuentro todos los días todo el tiempo, hasta el punto en el que llega a hartarme. Creo que la única forma de hacerla desaparecer, al menos por un tiempo, es acabando con la Internet, o, mejor aún, cortar el suministro energético de todos los países –o podríamos iniciar una rebelión que no llevaría a ningún lado mejor-. De cualquier otra manera, la globalización es inminente.
Busqué en varios sitios qué era la globalización: todas mencionan una expansión, una unión internacional, y muchas otras agregan el factor tecnológico (Internet, TV, Transportes, etc.) y el factor económico (Empresas, Libre Comercio, etc.). Como dice Baricco: “No existe una definición para la globalización, pero hay muchos ejemplos de ella”. Comprobaré su teoría de que la gente siempre da los mismos ejemplos: Internet, suvenires extranjeros en los supermercados, Coca-Cola (hasta en las botellas presumen su globalidad), o, simplemente, no saben. Siempre es lo mismo, y yo mismo no podría dar mejores ejemplos.
El ejemplo de la Internet es, sin duda alguna, el mejor y el que yo daría si alguien me lo preguntara alguna vez. Échenle un ojo a esto: el Internet conecta al 22% de la población mundial (sólo unas mil cuatrocientas ochenta y dos millones de personas), lo cual puede sonar verdaderamente desilusionante a primera vista; pero imagínense, suponiendo que la gente gastara un dólar al mes usando la Internet –todos hemos comprado algo por Amazon, comprado un programa en línea, o donado unos centavitos a una supuesta noble causa, ¿cierto?-, la ganancia mensual sería de aproximadamente 1,482 millones de dólares, y esto es en un contexto mediocre: el propio Amazon.com obtuvo una ganancia neta de 645 millones de dólares en 2008, y Facebook 300 millones en el mismo año. No por nada la Internet sigue en pié y ganando cada vez más fuerza. Es aterrador, ¿no?
La red es el cartel publicitario más grande y eficiente del mundo. Es que nos restriegan los carteles publicitarios en la cara por un muy bajo precio (es tan barata que muchas veces da lástima y causa comezón). ¿Cuántas veces no hemos entrado al sitio de una empresa para saber más de ella, para saber dónde está, para saber el precio? ¿Cuántas veces has entrado sólo por curiosidad? Varias.
Cuando “surfeo” por la red y me topo con esos banners -que probablemente sólo llevan a la perdición de tu máquina-, me llega a la cabeza la imagen (¿o video?) de un mundo donde sólo los más fuertes y preparados sobreviven, donde hay prisa para todo (hasta de globalizar). Si algo no definitivamente soporto es la prisa. Me molesta que la gente de ahora tenga prisa de ganar dinero, de demostrar que es el mejor, incluso parecen tener prisa de ser los primeros en morir. Niéguenlo.
Lo que verdaderamente me impactó y cambió totalmente mi punto de vista de la globalización -de odiarla a quererla tantito más-, que jamás me hubiera imaginado (aún me cuesta trabajo aceptarlo y asimilarlo), es la analogía que propone Baricco entre la música clásica –en la que encontramos tanta hermosura y finura-, y la globalización: “Habían inventado la música clásica. [..] Habría sido poca cosa considerarlos unos bandidos que estaban achatando el gusto del público y destruyendo una tradición con siglos de antigüedad.” No puedo negar que sea incómodamente certera. Baricco es un genio.
Lo que las compañías internacionales y de mayor prestigio (Adidas, Coca-Cola, Facebook, etc.) venden es algo alrededor de 60% imagen y 40% producto, en eso concuerdo totalmente con Baricco. Por ello es que busco comprar lo más barato pues además, no tengo ningún interés de demostrar mi clase social. “Lo que las marcas venden es un mundo […]” AB. Pero no me vale la pena pagar 150 euros por un mundo en el que me sienta falso y vacío. Así que me despido de muchas marcas. Recuerden que todos caemos en esos mundos, todos queremos ser “mejores” y creemos que lo lograremos gracias a una marca.
La globalización es también, una consagración a los fondos. La gente en la actualidad (y creo que desde siempre) dedica más tiempo a ganar dinero que a cuidarse a ellos mismos. Es así que se ha dado el incremento masivo de compañías internacionales. Lo que la globalización busca es el cero absoluto (carencia de resistencia) aplicada a la corriente económica. Esto es evidente ante cosas como la unión europea, el tratado de libre comercio, y la supuesta unión norteamericana –a la pobre ya nadie la recuerda -. Los países buscan “ayudar” a los países en desarrollo, Asia, Sudamérica, África, etc. pero todo eso me huele a darwinismo social, que no es más que sacar provecho del más débil; y todo esto está disfrazado con “la generosa compañía que vino a darnos empleo”.
En respuesta a esta expansión, hay gente que no quiere ser conquistada, por ello ha surgido un grupo de “rebeldes” que se hacen llamar los “altermundistas” ellos tiene razón, pero creo que son demasiado pocos ante una situación asquerosamente grande. Ellos argumentan que quieren ser diferentes, que no quieren ser una sola mente, pero no veo que sean efectivos, al menos yo no he visto que hayan logrado algo aparte de llamar la atención.
La globalización es el nombre que le damos a la expansión evolutiva de la convivencia entre los seres humanos, es inevitable, tomemos el camino que tomemos. La gente siempre buscará hacer las cosas más fáciles, tener más dinero y darse a conocer. Esto encaja perfectamente en un mundo globalizado, donde lo que tienes es lo único que importa. Porque todo será tan fácil que todos serán bellos, todos serán “libres” de hacer lo que quieran. Todo será tan monótono, pero la gente nunca se da cuenta. Por ejemplo, si un hombre de hace 3 siglos nos viera ahora, diría que es magia, luego se daría cuenta de que todo siempre es lo mismo y se daría cuenta de lo aburrido que es.
Entonces, ¿estoy en contra o a favor de la globalización?... Estoy a favor, creo que es algo inminente, y, por lo tanto, me pongo de su lado y acepto sus condiciones y firmo ahí a pesar de tener que adaptarme a un mundo que no tiene tiempo para esperarme. Pensemos desde mi perspectiva inmadura: un joven mexicano con ganas de ser feliz hasta la muerte. Creceré casi a la par con la globalización (ella es un poco más lenta), probablemente, al crecer, trabajaré en una macro-empresa y seré un “señor testadura”, luego, un viejo espectador en contra del mundo. Al fin y al cabo, para ello va uno a la escuela y es mejor no romper con el orden nunca.
He de suponer que las nuevas generaciones aprenderán a apreciar todo lo que está sucediendo –todo lo que nosotros tan fácilmente llegamos a despreciar-, lo glorificarán y lo venerarán, que digan “este hermoso cuadro modernista (corriente artística que surgió en el siglo XX) es todo una obra de arte, y se acerca a la perfección”; sería una grosería para alguien que ahora tenga 50 años, a quien le parece un dibujo de un mocoso de 7 años. Al fin y al cabo, a menos que nazca una guerra, todo será lindo y fácil en el futuro.
Creo que la globalización ha existido desde siempre, desde que unas tribus dominaron a otras y se formaron civilizaciones (ésas civilizaciones, sí, roma, fenicia, Mesopotamia, etc.), que luego formaron imperios (mira qué mono el sacro imperio romano), ellos tienen la culpa: al formar países es evidente que el curso natural es unir al globo bajo una misma bandera. Lo que pasa es que ahora se llama globalización porque concierne ahora a todo el mundo, y no porque sea más notorio, antes todo el mundo se daba cuenta que los imperios querían expandirse pero no le llamaban globalización, le llamaban imperialismo –ya ven que la gente se harta de los nombres y les va poniendo nuevos a las cosas-. Para mí, globalización es expansión global, nada diferente a un imperialismo no-violento. Punto.

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