27.1.10

Llover

Nevar, asaltado a mediodía, al anochecer por un invierno mutuo, un nevar penas compartido, descaradamente repartido. Nevar aquí, nevar allá, la nieve que lacera mis pensamientos, mis pensamientos voluntariamente expuestos al invierno, el invierno que desata nuestra inquieta meteorología.

Llueve, torrentes de locura, de pasión comprometida que anillan mi cuerpo. Llover todo aquello que cae sobre la tierra, la tierra mojada, cuyo encanto es su anhelo; tal vez su anhelo, su encanto. Lo anhela como jamás se atreverá a tocarlo, a sentirlo, sentirlo suyo, sentirlo allá, sentirlo entre sus dedos; déjase aterrar por su invisible profundidad y su viscosa textura. Nevar, anhela la nube, sentir que llueve, anhelar desde su flotante paraíso nevar; llueve, nube.

Misma es a quien llueve quien más le corresponde, quien dedica la jornada a dotar de lágrimas a los cielos. Quien recibe sus penas con mórbido afán también. No llover, estar condenado, no es sólo vivir en la desgracia, sino estar cómodo ante la desgracia y no llover y no querer, anhelar. Tener sólo desgracia para aferrarse, y aferrarse a la desgracia de no poder aferrarse a los cielos, su gracia tan desafortunada, desaferrada. Lloverla, llover, llorar. Desllover, desllorar, desde aquí.
Tan sólo quisiera yo verte, desde aquí. Llorar, desde aquí.

18.8.09

Isla Oscura

El helado panorama no muestra más que humo y ruinas. Me alegra estar de vuelta en la cordillera, lejos de las minas, aunque una parte de mí no se siente dispuesto aun. Debieron de saber lo que pasaría si nos descubrían si tratábamos de ser los únicos interesados en el misterioso oro. Tal vez ya estén en tierra firme. Tal vez ya es demasiado tarde.

…“¿Qué hacemos aquí?” Le pregunté a Dwel, convencido de que si ha pasado algo es por culpa nuestra.

“Venimos por el oro azul, en caso de que no lo hayas notado; tiene poder.” Me dijo como si dudara de mi cordura.

“Lo he notado.” Le dije. “Tiene poder suficiente como para corromper a algunos.”
“Sólo a los más débiles.” Me dijo con cínica mirada.

Estuve a punto de preguntarle por qué estaba él aquí entonces – ¿cómo podía ser tan ciego? – cuando de pronto veo algo a lo lejos.

“¡Detente!” Le dije. Dwel frenó tan bruscamente que por poco nos caímos de la plataforma.

“¿¡Qué pretendes!?” Exclamó Dwel mientras levantaba su cañón.

Es la fragata. La vi tambalearse a lo lejos, y parecía más pequeña mientras llegaba a tierra. Se alejaba de nosotros ardiendo y un escalofrío recorrió mis brazos.

“¿Dónde habrá encallado?” Le pregunté a mi compañero.

“Qué me importa ¿Por qué habría de importarme?” Rugió. Parecía estar satisfecho con él mismo.

“Porque significa que ya están en tierra” Le dije casi con un hilo de voz. Esperando que no notara que estaba asustado.

Dwel balbuceó en un intento de decir algo sabio, gruñó y cambió de rumbo hacia donde comenzaba la estela. No tardamos en llegar al sitio de impacto, donde encontramos a dos heridos flotando en el lago. Entonces vimos la nave de la Cazadora a lo lejos. Subimos a los heridos a la plataforma y nos fuimos tan rápido como pudimos. Vi el miedo brillar en los ojos de uno de los heridos. Pude leer su placa. Su nombre era Agrerdr y era parte del equipo científico.

Mientras nos alejábamos, la fragata se consumía rápidamente en llamas; o tal vez es sólo que íbamos muy rápido y el horizonte la devoraba vorazmente. Dwel es un piloto ágil y logramos llegar a salvo, y aun más importante: sin ser vistos…
A mi lado se encuentra Agrerdr, riéndose entre ahogos. Me muestra su muñón. “Quería comernos.” Me explica sereno, pero con un tono de asombro. “Ahora sé cuan fuerte es ¡Tan fuerte como para poder escapar de nuestras garras!” Aún se ríe entre ahogos.

“¿Qué tiene eso de gracioso? ¿De qué te ríes?” Le pregunto confuso.

“¿Me río?” Me pregunta extrañado. “No me percaté, supongo que es del gusto… Sólo estoy feliz de seguir vivo”

Intento compartir su felicidad, pero no encuentro un buen motivo. Miro al horizonte, y de vuelta a Agrerdr, pero éste yace inmóvil y esta vez agónico. “Déjame caer.” Me suplica. “Por favor.”

Procuro que Dwel no se percate de semejante cobardía, y dejo caer a Agrerdr; su distraída mirada al caer me recuerda a aquella de los corrompidos. Aquella mirada que no mira más allá de la oscuridad del paraíso.

29.5.09

Los Cuatro Elemespotáneos

Éste es un peoma que hice en menos de 5 minutos: inspiración frugal.

Los Cuatro Elementos Espotáneos
(Los Cuatro Elemespotáneos)

Negro
En el cielo
En las nubes
Las aves
Los cúmulos


Café
En la tierra
En la hierba
Los mamíferos
El núcleo

Azul
En el agua
En las algas
Los pececillos
La lluvia


Rojo
En el fuego
En el calor
Las salamandras
La chispa

9.5.09

Der Letzte Tag - Elis

Comenzaré a poner entradas acerca de canciones (escogidas al azar por iTunes) con sus respectivas letras y video.

Álbum: Dark Clouds in a Perfect Day
Año: 2005
País: Liechtenstein
Rating: **

"Elís es una banda de Gothic/Symphonic Metal formada en 2003" Wikipedia

La voz, Sabine, murió en 2006 de una hemorragia cerebral. Que en paz descanse.

Der Letzte Tag (El Último Día) es una canción completamente al estilo Elís. Poco pesada, con letras que no puedo juzgar del todo, pero que no prometen demasiado. Esta canción no vale mucho la pena... iTunes tendrá que mejorar sus gustos.

Letra:
http://www.darklyrics.com/lyrics/elis/darkcloudsinaperfectsky.html#1
Haría una traducción, pero aún no comprendo bien el alemán...

28.4.09

Globalización


Ésta es una respuesta al ensayo "Next" de Alessandro Baricco (muy bueno, léanlo). Originalmente es una tarea para Lengua Española II.


Globalización. Cuando pienso en esa palabra me viene a la mente un globo terráqueo, pero bien dividido en países y continentes, y tan estático que parece tierno; y no un mundo unido y lleno de actividad (y, en estos momentos, pre-apocalíptico). Pero no estoy para discutir eso. La globalización, en base a mi experiencia, y lo que aprendí gracias a Baricco, es la inevitable expansión de los países primermundistas a través de la paz -no, no como lo hizo Gandhi-; a través del enorme poder económico de los países primermundistas y sus macroempresas.
La globalización la he encontrado en el Internet, las empresas globales, los medios de comunicación, en fin, la encuentro todos los días todo el tiempo, hasta el punto en el que llega a hartarme. Creo que la única forma de hacerla desaparecer, al menos por un tiempo, es acabando con la Internet, o, mejor aún, cortar el suministro energético de todos los países –o podríamos iniciar una rebelión que no llevaría a ningún lado mejor-. De cualquier otra manera, la globalización es inminente.
Busqué en varios sitios qué era la globalización: todas mencionan una expansión, una unión internacional, y muchas otras agregan el factor tecnológico (Internet, TV, Transportes, etc.) y el factor económico (Empresas, Libre Comercio, etc.). Como dice Baricco: “No existe una definición para la globalización, pero hay muchos ejemplos de ella”. Comprobaré su teoría de que la gente siempre da los mismos ejemplos: Internet, suvenires extranjeros en los supermercados, Coca-Cola (hasta en las botellas presumen su globalidad), o, simplemente, no saben. Siempre es lo mismo, y yo mismo no podría dar mejores ejemplos.
El ejemplo de la Internet es, sin duda alguna, el mejor y el que yo daría si alguien me lo preguntara alguna vez. Échenle un ojo a esto: el Internet conecta al 22% de la población mundial (sólo unas mil cuatrocientas ochenta y dos millones de personas), lo cual puede sonar verdaderamente desilusionante a primera vista; pero imagínense, suponiendo que la gente gastara un dólar al mes usando la Internet –todos hemos comprado algo por Amazon, comprado un programa en línea, o donado unos centavitos a una supuesta noble causa, ¿cierto?-, la ganancia mensual sería de aproximadamente 1,482 millones de dólares, y esto es en un contexto mediocre: el propio Amazon.com obtuvo una ganancia neta de 645 millones de dólares en 2008, y Facebook 300 millones en el mismo año. No por nada la Internet sigue en pié y ganando cada vez más fuerza. Es aterrador, ¿no?
La red es el cartel publicitario más grande y eficiente del mundo. Es que nos restriegan los carteles publicitarios en la cara por un muy bajo precio (es tan barata que muchas veces da lástima y causa comezón). ¿Cuántas veces no hemos entrado al sitio de una empresa para saber más de ella, para saber dónde está, para saber el precio? ¿Cuántas veces has entrado sólo por curiosidad? Varias.
Cuando “surfeo” por la red y me topo con esos banners -que probablemente sólo llevan a la perdición de tu máquina-, me llega a la cabeza la imagen (¿o video?) de un mundo donde sólo los más fuertes y preparados sobreviven, donde hay prisa para todo (hasta de globalizar). Si algo no definitivamente soporto es la prisa. Me molesta que la gente de ahora tenga prisa de ganar dinero, de demostrar que es el mejor, incluso parecen tener prisa de ser los primeros en morir. Niéguenlo.
Lo que verdaderamente me impactó y cambió totalmente mi punto de vista de la globalización -de odiarla a quererla tantito más-, que jamás me hubiera imaginado (aún me cuesta trabajo aceptarlo y asimilarlo), es la analogía que propone Baricco entre la música clásica –en la que encontramos tanta hermosura y finura-, y la globalización: “Habían inventado la música clásica. [..] Habría sido poca cosa considerarlos unos bandidos que estaban achatando el gusto del público y destruyendo una tradición con siglos de antigüedad.” No puedo negar que sea incómodamente certera. Baricco es un genio.
Lo que las compañías internacionales y de mayor prestigio (Adidas, Coca-Cola, Facebook, etc.) venden es algo alrededor de 60% imagen y 40% producto, en eso concuerdo totalmente con Baricco. Por ello es que busco comprar lo más barato pues además, no tengo ningún interés de demostrar mi clase social. “Lo que las marcas venden es un mundo […]” AB. Pero no me vale la pena pagar 150 euros por un mundo en el que me sienta falso y vacío. Así que me despido de muchas marcas. Recuerden que todos caemos en esos mundos, todos queremos ser “mejores” y creemos que lo lograremos gracias a una marca.
La globalización es también, una consagración a los fondos. La gente en la actualidad (y creo que desde siempre) dedica más tiempo a ganar dinero que a cuidarse a ellos mismos. Es así que se ha dado el incremento masivo de compañías internacionales. Lo que la globalización busca es el cero absoluto (carencia de resistencia) aplicada a la corriente económica. Esto es evidente ante cosas como la unión europea, el tratado de libre comercio, y la supuesta unión norteamericana –a la pobre ya nadie la recuerda -. Los países buscan “ayudar” a los países en desarrollo, Asia, Sudamérica, África, etc. pero todo eso me huele a darwinismo social, que no es más que sacar provecho del más débil; y todo esto está disfrazado con “la generosa compañía que vino a darnos empleo”.
En respuesta a esta expansión, hay gente que no quiere ser conquistada, por ello ha surgido un grupo de “rebeldes” que se hacen llamar los “altermundistas” ellos tiene razón, pero creo que son demasiado pocos ante una situación asquerosamente grande. Ellos argumentan que quieren ser diferentes, que no quieren ser una sola mente, pero no veo que sean efectivos, al menos yo no he visto que hayan logrado algo aparte de llamar la atención.
La globalización es el nombre que le damos a la expansión evolutiva de la convivencia entre los seres humanos, es inevitable, tomemos el camino que tomemos. La gente siempre buscará hacer las cosas más fáciles, tener más dinero y darse a conocer. Esto encaja perfectamente en un mundo globalizado, donde lo que tienes es lo único que importa. Porque todo será tan fácil que todos serán bellos, todos serán “libres” de hacer lo que quieran. Todo será tan monótono, pero la gente nunca se da cuenta. Por ejemplo, si un hombre de hace 3 siglos nos viera ahora, diría que es magia, luego se daría cuenta de que todo siempre es lo mismo y se daría cuenta de lo aburrido que es.
Entonces, ¿estoy en contra o a favor de la globalización?... Estoy a favor, creo que es algo inminente, y, por lo tanto, me pongo de su lado y acepto sus condiciones y firmo ahí a pesar de tener que adaptarme a un mundo que no tiene tiempo para esperarme. Pensemos desde mi perspectiva inmadura: un joven mexicano con ganas de ser feliz hasta la muerte. Creceré casi a la par con la globalización (ella es un poco más lenta), probablemente, al crecer, trabajaré en una macro-empresa y seré un “señor testadura”, luego, un viejo espectador en contra del mundo. Al fin y al cabo, para ello va uno a la escuela y es mejor no romper con el orden nunca.
He de suponer que las nuevas generaciones aprenderán a apreciar todo lo que está sucediendo –todo lo que nosotros tan fácilmente llegamos a despreciar-, lo glorificarán y lo venerarán, que digan “este hermoso cuadro modernista (corriente artística que surgió en el siglo XX) es todo una obra de arte, y se acerca a la perfección”; sería una grosería para alguien que ahora tenga 50 años, a quien le parece un dibujo de un mocoso de 7 años. Al fin y al cabo, a menos que nazca una guerra, todo será lindo y fácil en el futuro.
Creo que la globalización ha existido desde siempre, desde que unas tribus dominaron a otras y se formaron civilizaciones (ésas civilizaciones, sí, roma, fenicia, Mesopotamia, etc.), que luego formaron imperios (mira qué mono el sacro imperio romano), ellos tienen la culpa: al formar países es evidente que el curso natural es unir al globo bajo una misma bandera. Lo que pasa es que ahora se llama globalización porque concierne ahora a todo el mundo, y no porque sea más notorio, antes todo el mundo se daba cuenta que los imperios querían expandirse pero no le llamaban globalización, le llamaban imperialismo –ya ven que la gente se harta de los nombres y les va poniendo nuevos a las cosas-. Para mí, globalización es expansión global, nada diferente a un imperialismo no-violento. Punto.

26.4.09

Sobre las sandías y sus semillas

Ésta es una crónica que no pude resistirme a escribir. En estos tiempos cochinos a uno se le ocurre cualquier cosa. Mi anécdota de la sandía africana y sus semillas es sabrosa prueba de ello.

Esta mañana mientras me preparaba a comer la parte más cercana a lo que sería el vértice de una jugosa y fresca sandía, sagrada fruta de proporciones ridículas que tanto amo, la miré y vi en ella lo que la hace imperfecta: semillas –ricas en vitamina E, pero de sabor inaceptable-, semillas como imbéciles en el mundo. Maldije hacia mis adentros por el hecho de que iba a tener que quitarlas una por una –eso hace que se me haga agua la boca de sólo pensar en el gozo que me espera-. Tomé el tenedor, que recuerdo tenía una de sus patas ligeramente torcida hacia arriba, -me dije: “es un tenedor hecho para quitar semillas de sandía, qué hermosa casualidad =D “- y me dediqué a quitar una por una las semillas, negras y blancas. Por fin terminé de dejarlas arrimadas en un rincón del plato (sí, el plato es cuadrado) y pude, por fin, vaciar chilito Tajín sobre de ella y dar la primera mordida, la segunda, la tercera; después vi que con cada mordida se formaba un charco de jugo en el centro de mi parte, vacié más chile. Lo bebí cual vaso.

¿Encontraronlarelación?

¿No?
Les daré una pista: ¿qué es lo que haces antes de empezar a comer una sandía? Le quitas las semillas. ¿Cuáles primero?
¿Ahora ven que los negros siempre son discriminados?

23.4.09

Tierra de la Luz

Éste es un cuento. Disfrútenlo, coméntenlo. =D


Tierra de Luz


Un granizo brillante bajo el oscuro cielo golpea con fuerza etérea las anillas en un inquieto redoble de sólidos repiqueteos. Lysland está desolado. Lo que antes rebozaba con vida ahora está dominado por el abandono, ávido de soledad. Las calles abandonadas, los vidrios rotos, los fuegos ardientes. Todo lo que queda son anillas de acero, del tamaño de una mano -la mayoría de ellos ya despedazados-, que probablemente destruimos cuando llegamos con aire de caos y saña.

...Solía ser parte del equipo de investigación, más bien: solía ser el director del equipo. Pero ése ya no soy yo, y no quiero hablar de ello. Al menos, no de momento. Es mejor que no sepas nada. Porque si algo aprendí de todo ello, es que nunca hay que mirar atrás, porque entonces te sorprendes golpeado por enfrente...

Estoy parado ahí, como arpía, con el granizo golpeándome el cuello y la nuca. Me siento tan vacío como el repique del granizo; como si traspasara mi piel, y golpeara certeramente mi cerebro. Estaba asustado, demasiado asustado como para ayudar. Demasiado asustado como para siquiera pensar en La Misión… No es cierto. Es por La Misión por lo que me siento tan vacío y miserable. Claro que pensaba en La Misión, deseando que no me hubieran mandado por ella, deseando que nunca hubiera venido hasta aquí.

Es por ella que estoy aquí, es su culpa. Ella me prometió doble ración y doble paga a cambio de venir con Líder Prima, Drazl, Hvog y sus perversas máquinas. ¡Claro! Como si fuera su culpa que necesitara ese dinero, como si fuera por ella que no pude hacerlo. Como si fuera por ella que no tengo las agallas.

Así sigo parado bajo el lúcido granizo, comienzo a disfrutar el golpeteo constante. Me entretengo con la idea de que el granizo son caricias. ¡Basta! No lo merezco. Mejor que el granizo arda en llamas y que acabe conmigo de una vez. De hecho, ya estoy frito. El Sistema no debe de tardar en enterarse. Buena suerte.

...La Misión, La Maldita Misión, cambió mi vida, y probablemente el curso de El Sistema. La Misión es lo que llamamos la solución contra la Cazadora, que es tan poderosa como el mismo Sol, con su armadura imponente -negra como el cielo-, y todo un arsenal de armas y tecnología a su disposición. Es terrible. Incluso su mirada es insoportable, es como si pudiera leer tu mente...

Pienso en abrir mi boca e introducir mi cañón, y esperar que no me fallen las agallas; pero me detiene la llagada de Hvog, cojeando con su pata de acero, con el orgullo por aura. Noté que miraba al mundo con odio. Con una sonrisa maliciosa dice: “Así que lo lograste, bien hecho.”

No lo hice, no lo logré, no pude. “¿Y tu sable?” le digo.

“Se ha hecho añicos, la Cazadora me lo ha destrozado,” me dice. “Creí que era ella la que iba a acabar conmigo algún día. Gracias por encargarte de ella.”

“¿Dónde están los demás?”

“Líder Prima y el muchacho se han ido por las máquinas,” dice. Me mira, mira mi ser miserable y vacío, y me dice: “¿Qué pasa? ¿Te ha herido?”

...La forma en la que enfrenté a la Cazadora fue lamentable: la sorprendí destruyendo una de las naves, y le calvé el sable en el brazo. Rompí su casco. Entonces su mirada me penetró, su voluntad emanaba de sus ojos. No tuve el valor para disparar: la arrojé mar...

“Déjalo”

“No hay porque reprimirse: era demasiado poderosa, y nosotros, demasiado pocos; y además, tú fuiste quien acabó con ella,” dice con su convincente falsedad, “Bueno, te esperaré junto con Líder Prima en los túneles.”

Se marcha con su honor… y con el mío.